Las monjas de Tulebras son famosas en la región por los productos que fabrican para la venta y con ello su sostenimiento económico. Pastas de Té, miel con Jalea, cremas curativas, aceite… son muchos los productos ecológicos de excelente calidad que se pueden obtener en la tienda del monasterio y en la tienda online, monasteriodetulebras.com y que son muy apreciados. La relación entre la vida de oración y el trabajo que hay en los monasterios cistercienses-trapenses y que es parte esencial de la espiritualidad benedictina.
«Para una monja cisterciense-trapense, oración y trabajo son semejantes». «Ellas siempre están orando, ellas siempre están trabajando», y estas dos prácticas están muy relacionadas. «La oración es trabajo -es un duro trabajo orar- y «el trabajo es oración». El sentido del trabajo en las cistercienses-trapenses es místico: cuando ellas trabajan no están simplemente fabricando un producto sino que están caminando por un sendero espiritual. Esto trae como consecuencia que para las monjas el trabajo constituya un servicio y que el trabajo no tenga las manchas del egoísmo. Las monjas se enfocan no «en hacer que el éxito ocurra sino en cómo ocurre el éxito». La vida espiritual de las monjas hace también que cada una en su trabajo no esté pensando en cómo le va a salir de bien «su» producto, sino en «construir comunidad». Cada una piensa en el beneficio de la comunidad y esto hace que se cree una cultura de la virtud y del trabajo. «Todo se trata en poner primero a las demás».
El trabajo para los monjas es una misión, es ofrenda a Dios, servicio a las demás y enraizado en la vida de oración lo que produce el éxito a las cistercienses-trapenses.
Sin embargo, la trasformación para llegar a considerar así el trabajo, y la pasión y la excelencia que de ello resulta, es también la consecuencia de una dura ascesis. «Es fácil de decir, es realmente difícil de hacer. Las monjas pasan toda su vida trabajando en ello».
Con lo que hacen van creando hábitos que forman su personalidad.
De esa manera se cumple lo que ya proclamaban los antiguos griegos
«Cada uno es aquello que de forma repetida hace»